¿Invertirías en una refinería que no hace ningún esfuerzo por reducir su impacto en el medio ambiente? ¿Confiarías en una empresa que no se preocupa por las políticas de bienestar de sus empleados, la igualdad de género o un salario justo?
Si ha respondiste ""no"" a alguna de las preguntas anteriores, no es una sorpresa. Muchas personas responderían exactamente lo mismo. En los últimos años, la atención a las cuestiones medioambientales y de derechos humanos ha crecido exponencialmente, lo que ha provocado un cambio radical en el mercado de la inversión. Se está ""invitando"" a las empresas a responsabilizarse de su impacto en el mundo para que éste sea lo más positivo posible, hasta el punto de que los inversores evalúan a las organizaciones no sólo por sus resultados financieros, sino también teniendo en cuenta los factores no financieros y la forma en que la propia organización gestiona las oportunidades y los riesgos relacionados.
Las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) no son sólo una cuestión ética, sino que tienen un impacto definitivo en los ingresos. Por ello, todas las empresas deberían establecer, sin dudarlo, un diálogo sobre la sostenibilidad en su negocio.
Inversión responsable
La inversión socialmente responsable no es un concepto nuevo. De hecho, el concepto se remonta a los años 60, cuando los inversores empezaron a seleccionar con más cuidado los valores por los que iban a "apostar". Sus elecciones obedecen a motivaciones no estrictamente relacionadas con los indicadores financieros: por ejemplo, rechazar la inversión en empresas implicadas en el régimen del apartheid en Sudáfrica.
Desde entonces, la cuestión ha estado en el centro de muchos debates en los que han participado las principales instituciones financieras y reguladoras del mundo, como las Naciones Unidas, la Comisión Europea, los inversores públicos y privados y las bolsas de valores. Estos debates han propiciado un cambio real con la puesta en marcha de nuevas normativas locales y globales que afectan a todos los operadores del mercado.
El primer hito lo protagonizó a principios de 2005 el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, que lanzó los Principios de Inversión Responsable (PRI), un esfuerzo conjunto con los mayores inversores institucionales del mundo y expertos del sector de la inversión y la sociedad civil. Esta iniciativa fue impulsada por la constatación de que el rendimiento de las carteras de inversión ya no podía juzgarse únicamente en función de los factores financieros tradicionales. Los llamados criterios ESG (Environmental, Social and Governance) también deben incluirse en el proceso de evaluación, ya que cuestiones no financieras como el cambio climático y los derechos humanos podrían tener un impacto directo en el rendimiento empresarial.
Este fue sólo el primero de muchos pasos. El más reciente tuvo lugar en 2015, cuando todos los Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron oficialmente la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan que pretende estimular la acción en los próximos años en áreas de importancia crítica para la humanidad y el planeta. La agenda prevé 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) globales -que abarcan desde "hambre cero" hasta "innovación industrial e infraestructuras"- y que exigen la movilización de esfuerzos para acabar con la pobreza y la desigualdad, así como para frenar el cambio climático.
Indicadores ESG
En primer lugar, ¿Qué es la ESG?. ESG son las siglas en inglés de Environmental, Social and Governance (medio ambiente, sociedad y gobernanza) y representan los tres pilares principales de la inversión sostenible.Como explicamos en este artículo, las empresas son analizadas por los inversores mediante indicadores ASG como forma de evaluar la calidad de las inversiones y determinar los riesgos asociados. Con más detalle:
- Los indicadores medioambientales se refieren al comportamiento de la empresa en relación con problemas medioambientales como el agotamiento de los recursos, el cambio climático, los residuos y la contaminación.
- Los indicadores sociales se refieren al trato que la empresa da a las personas, los trabajadores y las comunidades locales, incluidas las cuestiones de salud y seguridad.
- Los indicadores de gobernanza se refieren a las políticas y el gobierno corporativo, incluyendo la estrategia fiscal, la corrupción, la estructura y la remuneración.
¿Por qué ESG es importante para tu empresa?
En 2018, se propusieron más de 170 nuevas medidas regulatorias globales (+160% en comparación con 2017), y alrededor del 80% de ellas se dirigieron a los inversores institucionales.
En marzo de 2019, la Comisión Europea también reafirmó la importancia de las inversiones sostenibles, con el lanzamiento de nuevas normas sobre los requisitos de divulgación relacionados con las inversiones sostenibles y los riesgos de sostenibilidad.
Está muy claro que la responsabilidad social es un tema candente en la comunidad de inversores y que, independientemente de los requisitos legales, tendrá que tomar medidas en su empresa. Dado que muchos inversores están incorporando indicadores ESG en el proceso de inversión, la integración de elementos de sostenibilidad en su estrategia puede repercutir definitivamente en sus ingresos.
Esto requiere un cambio de mentalidad: la ESG debe considerarse una inversión, no un costo. Como afirma Larry Fink, de BlackRocks, en su carta de 2019 a los consejeros delegados, "los beneficios no son incompatibles con el objetivo; de hecho, los beneficios y los objetivos están inextricablemente unidos."
De hecho, las empresas que han incorporado el ESG a sus estrategias han cosechado varios beneficios, como una mayor confianza del mercado y un mayor valor para los accionistas.
De este modo, plantar unos cuantos árboles aquí y allá no supondrá una gran diferencia. Si las iniciativas ESG no representan la actividad principal de la empresa y su impacto medioambiental, estos esfuerzos no tendrán sentido para los inversores. Las empresas deben desarrollar una estrategia de inteligencia de sostenibilidad con un conocimiento completo de los riesgos y oportunidades de que disponen, aprovechando esta información para impulsar iniciativas y hacer un seguimiento de los KPI que importan.
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