Los números suelen hablar por sí solos, son difíciles de interpretar: el balance de una empresa basado en datos financieros suele ser objetivo a ojos del lector que sabe interpretarlo.
Además, existen otros tipos de datos no financieros que, aunque menos objetivos, dicen mucho sobre la forma de ser de una empresa. Estos datos no se encuentran en los estados financieros, pero no son menos importantes para la percepción y la imagen que la empresa ofrece a todos los agentes que, por diversos motivos, interactúan con ella. Estas partes interesadas son las denominadas "partes interesadas": ciudadanos, empleados, proveedores, autoridades locales, periodistas, etc quienes tienen relaciones económicas con la empresa o la entidad/asociación según sea el caso.
Por tanto, es muy importante identificar estos datos no financieros y ponerlos en un contexto medible para compartirlos con las partes interesadas. Este es exactamente el propósito del Informe de Sostenibilidad, también llamado Declaración No Financiera (DNF).
La Memoria de Sostenibilidad: panorama normativo
La Directiva 2014/95/UE, de 22 de octubre de 2014, por la que se modifica la Directiva 2013/34/UE, hace obligatoria la elaboración del Informe de Sostenibilidad por parte de algunas empresas y grandes grupos a partir de 2017. La Directiva 2014/95/UE fue implementada en Italia con el Decreto Legislativo 254/2016 (publicado en el Boletín Oficial n. 7 de 10/01/2017).
Dicha directiva estableció la obligación para las grandes empresas -calificadas como "entidades de interés público"- de proporcionar una declaración de carácter no financiero que contenga información capaz de promover el grado de percepción y aprobación positiva de la empresa, dar visibilidad de la actividad realizada a los distintos agentes implicados, sea cual sea su participación, y conducirla de forma clara e inequívoca hacia una estrategia empresarial sostenible y responsable.
Así, la Memoria de Sostenibilidad contiene información sobre las emisiones de CO2 de la empresa y el compromiso de reducirlas, el uso de materias primas y combustibles, las acciones realizadas a favor del territorio y la comunidad, las directrices sobre salud y seguridad de los propios empleados, la no discriminación del individuo por razón de género, religión o creencias políticas, etc.
Todo ello en una perspectiva de desarrollo sostenible basada en la responsabilidad social de la empresa y, por tanto, de las naciones. Una política de recuperación saludable basada en un crecimiento coherente y moralmente correcto.
¿Cómo puede una empresa empezar a ser sostenible?
El camino hacia la sostenibilidad pasa por la innovación: es necesario centrarse en aquellas actividades que conducen a la creación de nuevos productos y servicios, nuevas funcionalidades o incluso nuevos procesos de producción. A esto hay que añadir el enfoque; es necesario salir de los esquemas, es decir, empezar a cuestionarse continuamente:
- ¿Cuál es el impacto del uso de mi producto?
- ¿Mi producto hace un uso correcto y razonable de los recursos naturales?
- ¿Discrimina a los usuarios?
- ¿Puede reproducirse con el menor uso posible de recursos y seguir respondiendo a las mismas preguntas de forma positiva?
Al innovar de forma sostenible, los beneficios no tardan en aparecer. Se reducen los riesgos operativos, crece la reputación de la marca y se capta la atención de un número cada vez mayor de consumidores, que adoptan y creen firmemente en la filosofía del uso correcto de los recursos del planeta, sin afectar a la posibilidad de que las generaciones futuras hagan lo mismo. Todo ello desde la perspectiva más relevante, que es producir preservando todo el ecosistema y sus comunidades.
Una vez que la mentalidad de la empresa ha cambiado con la innovación sostenible, la comunicación interna y externa se convierte en algo fundamental para beneficiarse de todas las ventajas en términos de reputación, tal y como se ha descrito anteriormente (ventajas que, ya demostradas por varios estudios, también tienen impactos concretos en los resultados financieros). Y así se reafirma la importancia de la Memoria de Sostenibilidad como documento vector de toda esta información, ampliando su valor no sólo para las empresas obligadas a elaborarla por ley.
La sostenibilidad es un cambio cultural
La sostenibilidad no puede considerarse como algo ocasional. Innovar y salir de los esquemas que apuntan al uso sostenible de los recursos son los fundamentos del desarrollo industrial, económico y sociopolítico, debe generar cultura e insertarse en la mentalidad de los directivos de hoy y del mañana.
En Techedge creemos firmemente en ello y, por eso, hemos desarrollado una solución digital para la elaboración del Informe de Sostenibilidad. Con ESGeo estamos ayudando a muchas empresas a definir y elaborar sus planes de desarrollo sostenible, es una plataforma intuitiva dedicada a la sostenibilidad, capaz de gestionar la recogida de datos no financieros en un proceso estructurado y trazable. La plataforma es capaz de cubrir de principio a fin el proceso de sostenibilidad de la empresa, la inversión y la cadena de suministro, garantizando la elaboración de informes avanzados conectados dinámicamente con el proceso de recogida de datos.
ESGeo es una plataforma digital que permite producir información ESG con el mismo rigor y transparencia que hasta ahora se reservaba sólo para los informes económico-financieros. Por eso, es nuestro compromiso con un futuro sostenible, donde debemos sentirnos obligados a dejar a las generaciones futuras al menos las mismas posibilidades que tenemos hoy.
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